Con “El amante japonés”, Isabel Allende recupera el lenguaje directo y fresco de sus obras más emblemáticas y con el cual ha cautivado a millones alrededor del mundo. «…en esa época escribió en su diario, que andaba flotando, que sentía burbujas de agua mineral en la piel erizándole los vellos de gusto; que el corazón se le había agrandado como globo y se le iba a reventar, pero no cabía nadie más que Ichimei en ese inmenso corazón inflado, el resto de la humanidad se había desdibujado…»
[ad_2]Source by Andy_1214