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Siguió siendo un actor de carácter activo, aunque relativamente anónimo, durante una década después de eso, apareciendo en una amplia gama de comedias y dramas en televisión y en pequeños papeles en grandes películas como “The Towering Inferno” (1974). Luego, en 1976, consiguió el papel que marcaría el tono de gran parte de su carrera: Merle Jeeter, el solapado padre de un niño evangelista (y más tarde alcalde de la ciudad ficticia de Fernwood), en la telenovela satírica de Norman Lear. “Mary Hartman, María Hartman.”
Coleman dijo más tarde sobre la serie: “Tenía un tipo de humor muy extraño y extravagante, cuya clave era actuar con claridad”. Fue, añadió, “donde me metí en este tipo de personaje”.
También fue, dijo, cuando su bigote negro azabache se convirtió en un accesorio indispensable para su séquito de personajes desagradables. “Todo cambió” cuando se dejó crecer el bigote, dijo más tarde. “Sin él, me parecía a Richard Nixon”.
Si iba camino de ser encasillado como un patán impenitente, lo aprovechó al máximo. “Mary Hartman, Mary Hartman” fue aclamada por la crítica, pero nunca fue un éxito genuino (tampoco lo fue su continuación, “Forever Fernwood”, en la que Coleman repitió su papel). Pero la comedia coral de Colin Higgins de 1980, “9 to 5”, fue un éxito de taquilla y un gran avance en la carrera de Coleman.
Su personaje, el jefe de los oficinistas interpretados por Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton, era –como se dijo más de una vez en la película, incluso por el propio Sr. Coleman en una secuencia de fantasía– un “sexista, egoísta y mentiroso”. , fanático hipócrita”. En su reseña de “9 to 5” en The Times, Vincent Canby escribió que Coleman, interpretando a un “villano lunático”, realizó “la actuación más divertida de la película”.
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